La ciudad de Cali es identificada como la capital mundial de la salsa. El baile caleño, la erudicción de sus los melómanos y coleccionistas, el gusto de un pueblo por este género musical y por supuesto sus orquestas, ratifican nuestra vocación salsera.
Pero la salsa caleña tiene unos antecedentes importantes, músicos y orquestas que vivieron y produjeron música antes de los populares Niche y Guayacán, un pasado poco conocido para muchos. Esta producción musical es un reconocimiento a los pioneros de la salsa en Cali; ha sido creada por Leonardo Jordán, bajista arreglista y compositor, quien fue actor protagónico de lo que vivió Cali en los años 70, cuando en compañía de sus hermanos, conformaron una de las principales orquestas de la época, Los Hermanos Jordán. Esta producción lleva el ADN de la salsa de antaño, interpretada por jóvenes músicos caleños, dando como resultado una propuesta musical actual, apoyada en la más pura tradición salsera.
Juan Manuel Jordán
Productor Ejecutivo
LA HISTORIA
Crecí en la Cali del barrio, de la esquina. Recuerdo que adolescente, ya me asomaba a lugares como El Escala, en el barrio obrero, Estudio 15 en el troncal, el Pica Piedra en San Nicolás, el Aguacate en Meléndez, el Bronx (detrás de Teatro María Luisa), El Chira, Séptimo Cielo y Monte Adentro. A esos lugares llegaba la música directamente de New York y Puerto Rico. Los L.P. que traían la salsa dura, la de La Flamboyán, Federico y su Combo, Ray Perez, Kent Gómez y por supuesto Richie Ray, Eddy Palmieri, Héctor Lavoe y la Fania.
Mi padre fue un apasionado de la música, le gustaban muchos géneros, por ello desde temprana edad estuve familiarizado con la Sonora Matancera, el fox, la música colombiana, el mambo y muchos otros. Un buen día él compró un acordeón, pues quería aprender a tocarlo, pero uno de mis hermanos hizo realidad el deseo de mi padre. Nosotros acompañábamos las tonadas del acordeón con instrumentos improvisados, así nació nuestra orquesta, Los Hermanos Jordán.
Aprendimos la música de manera empírica y según las necesidades, abordábamos los instrumentos, logramos consolidar nuestro sueño y formamos una orquesta completa. A ella se sumaría como cantante, nuestro primo Carlos Zape, hermano de esa gloria del futbol colombiano, el arquero Pedro Antonio Zape Jordán.
De aquella época en Cali, recuerdo agrupaciones musicales como Los Hermanos Ospino, Clan Z, La Sonora Juventud, Los Alegres de Colombia, Los Supremos, Los Soles de Colombia, Julián y su Combo, Alfredito Linares, Piper Pimienta y su Orquesta y la Formula Ocho; cantantes como Tuto Giménez y Lucho Puerto Rico.
Como orquesta de baile, los Hermanos Jordán interpretaban un variado repertorio, incluía música del caribe colombiano, boleros y por supuesto la salsa del Gran Combo, la Dimensión Latina y Héctor Lavoe.
Para las interpretaciones musicales contábamos con buenos arreglistas; el guitarrista Fernando Menéses, el pianista Aureliano y el cubano René Valdéz Anau, radicado en Cali y quien fuera saxofonista de la Orquesta de Pérez Prado. Con este último tuve la oportunidad de aprender sobre los ritmos afrocubanos y la teoría de la música, conocimientos que amplié con el maestro Cicerón Marmolejo, profesor de varios destacados músicos populares caleños como Kike Santander.
Cantantes que hicieron parte del Grupo Niche, como el Moncho Santana y Álvaro del Castillo, iniciaron sus carreras musicales en la orquesta de Los Hermanos Jordán. En aquella época comencé mis trabajos como autor y compositor, mi canción Cali es Cali, obtuvo un reconocimiento de la Alcaldía de la ciudad.
Nuestra agrupación lograba un lugar en la escena musical caleña. Fuimos la Orquesta de planta de las Vallas, tocábamos en reputados lugares como el Club San Fernando, Club Campestre y el Hotel Aristi, en eventos sociales y fiestas privadas, en la Feria de Cali, incluso éramos contratados para participar en festivales y ferias en diversas ciudades colombianas.
En 1979, tuve la oportunidad de viajar a los Estados Unidos, atraído por el sueño americano. Llegué a New York lleno de ilusiones, pero en una difícil situación económica, sin siquiera mi instrumento para ganarme la vida. Ahí tuve la fortuna de encontrarme con Julián Rizo, quien me integró a su proyecto, El Conjunto Barroco, una orquesta de calidad con una propuesta novedosa, la cumbia – salsa, así logramos un lugar en la difícil plaza newyorkquina. Tocábamos en lugares como El Corso, Estudio 5, Casa Blanca, El Éxtasis, Juan Pachanga; compartiendo escenario con grandes agrupaciones como El Gran Combo de Puerto Rico, Charly Sepúlveda, El Conjunto Libre, Conjunto Clásico, Ray Barreto y Adalberto Santiago.
Fue justamente en una presentación con Barroco donde conocí al maestro Jairo Varela y su Grupo Niche. Compartíamos tarima y la agrupación de Cali, que se habían hechos conocer con su tema Buenaventura y Caney; había tenido inconvenientes para viajar con su bajista; ante dicho impase, los músicos de Niche me solicitaron que les diera una mano. Luego de la presentación, el maestro Varela me ofreció hacer parte de su agrupación, gesto que siempre recuerdo con aprecio, pero yo había hecho un gran esfuerzo para iniciar una nueva vida en los Estados Unidos y las cosas comenzaban a darse, por ello no acepté su oferta.
En New York, tuve la oportunidad de tomar clases con el pianista Gilberto Colón y así continuar desarrollando mi carrera musical. Tras la partida de su líder, se desintegra el Conjunto Barroco, entonces decido conformar la orquesta La Combinación, continuando con las presentaciones e incluso alcanzamos a realizar algunas grabaciones.
Siempre tuve la intención de hacer mi propio proyecto musical y pensé que había llegado la hora. Tomé entonces mis composiciones y contraté a arreglistas de primer orden para que trabajaran en ellas: José Febles, Isidro Infante y José Madera. Luego organicé la orquesta con un selecto grupo de músicos latinos: el trombonista Leopoldo Pineda, Tony Borrero en la trompeta, el pianista Eddy Martínez, Papo Pepín y José Mangual Junior en la percusión, Pablo Granda “Melcochita” y Tito Allen, entre otros; fue una época maravillosa para mí, el sueño americano hecho realidad.
Pero los sueños no son eternos. Finalizando los ochenta la situación económica se torna complicada para los músicos salseros en New York, otras músicas se imponen y el trabajo escasea. Es por ello que decidí estudiar mecánica automotriz y asegurar un futuro para mi familia. Claro que nunca he abandonado la música, organicé un estudio de grabación en mi casa, desde donde hago maquetas de mis composiciones, he desempolvado muchas de mis creaciones musicales para darles vida.
En mi último viaje a la ciudad donde descubrí la música, me encontré con la propuesta de mi sobrino Juan Manuel de realizar un nuevo trabajo musical y su deseo de convertirse en productor ejecutivo del mismo. He aceptado ese reto, pensando en la historia salsera de mi ciudad, en un homenaje a mi familia, que continúa con su tradición musical; mi hija Johana es una excelente cantante, mi sobrino Andrés Felipe es percusionista latino en Estados Unidos, la nueva generación de mis primos Zape en la vos de Carlos Guerreo Zape, ex vocalista de Grupo Niche; todos son motivos para presentar a los Jordan Brothers, mi última producción musical de la mano del maestro Alex Estella y un puñado de excelentes músicos caleños a quienes agradezco infinitamente su participación en este proyecto. Es mi aporte a la capital mundial de la salsa.