Hablar de Los Hermanos Salazar es imposible sin referirse al aporte de San Luis a la legendaria riqueza musical de Santiago de Cuba.
Sin mencionar a figuras de bien ganado prestigio, entre las que se encuentran Ibrahim Ferrer, el maestro Enrique Bonne, Félix Valera Miranda y Cándido Fabré.
Menos conocida, pero no menos importante, es la existencia en este territorio, y en el de la vecina Palma Soriano, durante la década de los setenta y los ochenta, de un importante movimiento de charangas típicas.
Resulta asombrosa la concentración, en un área relativamente poco extensa, de un número inusual de orquestas de este formato.
Y todavía más asombroso que un par de cabeceras municipales se convirtieran en el corazón de un circuito que influyó en la región aledaña y llegó a obtener reconocimiento en toda la isla.
Presentes en carnavales, fiestas populares, festivales de diverso tipo, galas conmemorativas y eventos más o menos importantes, las charangas mantuvieron vivo el gusto por esta música en un público que, ya de por sí, asistía a las presentaciones habituales de los fines de semana.
En un mismo espacio confluyeron formaciones como la propia Típica Inspiración y la orquesta Nueva Onda, del maestro Medina; otras más populares nacionalmente como la Unión Sanluisera y los Rítmicos de Palma, y agrupaciones juveniles y de aficionados.
Estas últimas garantizaron, por una parte, la comunicación con las nuevas generaciones, y por otra, el flujo constante de artistas jóvenes hacia los proyectos ya consagrados. De esta manera se fue consolidando un estilo, una forma de hacer y entender la música que distinguió́ a las charangas de Santiago de Cuba de las del resto del país.
Resulta natural entonces que Ángel y Anaisa, intenten reencontrarse precisamente con ese sonido, con la banda sonora de su infancia y adolescencia.
Pero hacerlo en pleno siglo veintiuno, cuando hace tiempo la charanga ha dejado de ser el referente sonoro más inmediato, es más complicado que decirlo y para ello estos nuevos Hermanos Salazar, después de ganar experiencia en escenarios europeos y de otras partes del mundo, decidieron volver a Santiago, el sitio al que siempre hay que regresar si se trata se trata de música cubana.
No todos los participantes en esta Charanga Cubanísima nacieron en la cuna del son.
Todos, sin embargo, se mantuvieron fieles al concepto original de revivir los aires de aquella especie de “época de oro” de las orquestas típicas y lo hicieron dentro de un formato que ya no es exactamente el que aquellas añejas agrupaciones. Un formato evolucionado, enriquecido por los aportes que se han sucedido a lo largo de los años, y lo bastante dúctil para asumir un repertorio (ese sí, mayoritariamente santiaguero) que se mueve entre varios géneros musicales.
El propósito de rendir homenaje se aprecia desde la propia selección de los números.
Ellos no han muerto, tema inédito de Ángel Salazar Reyes, evoca a los viejos soneros, para hacer un tributo al son en sí mismo.
Cándido Fabré, nos entrega en Van Van no es cualquiera, su particular muestra de admiración y respeto por el Tren Musical de Cuba, y por su fundador, Juan Formell, otro creador con raíces familiares en la tierra oriental. Del maestro Rudy Calzado, uno de los grandes músicos cubanos, aparece Yo vengo de Oriente, y el bolero Oye, autoría de Luis Demetrio, es también un aporte a la memoria de la reina del bolero, la santiaguera Olga Guillot, quien lo popularizara años atrás.
La inclusión de Mariposita de primavera confirma que ningún disco dedicado a Santiago de Cuba estaría completo sin la imprescindible presencia de Miguel Matamoros.
El fonograma se precia además de contar con el último tema que hizo en vida el gran pianista José Reyes Núñez.
También en el entorno de la familia Salazar (fue primo hermano de Ángel Salazar, padre) Pepecito Reyes, tocó con Arsenio Rodríguez, Fajardo y sus estrellas, Pancho el Bravo, Nat King Cole y Joseíto Fernández, para quien creó la introducción más reconocida de la famosa Guantanamera.
El Danzón en Sol perdido, grabado por Pepecito poco antes de fallecer, a los noventa y seis años, evidencia el talento y la integridad de un músico del que no se habla lo suficiente, y es un verdadero lujo en una producción de estos tiempos.
La Charanga Cubanísima presenta al bailador un producto fresco y contemporáneo, y a la vez respetuoso de los códigos de la charanga típica.
Códigos asentados en una historia familiar, y reforzados por el oportuno consejo de músicos como Pepecito Reyes, Ángel Salazar Reyes, el propio Cándido Fabré y muchos otros, cuyos nombres no son y probablemente no serán conocidos por el gran público, pero que dieron su inapreciable contribución a un disco netamente santiaguero, que también representa a Cuba en toda su magnitud.
Un disco hecho desde el afecto y la intimidad, para que los Hermanos Salazar se reencuentren con los Hermanos Salazar, y para que el público más joven acepte, disfrute y sienta orgullo de parte de la más auténtica música cubana.
En esta oportunidad quieren compartirnos su nuevo tema promocional titulado “Van Van No Es Cualquiera”.
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