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Efemérides de la Salsa
EFEMÉRIDES DE LA SALSA, EL JAZZ Y LA MÚSICA LATINA por JHONNY VELÁSQUEZ “EL MAMBÓLOGO” del programa SANDUNGA desde Bogotá, Colombia


Hoy se cumplen 56 años de una historia hecha música, a la que llamamos EL GRAN COMBO DE PUERTO RICO. Fruto de una reunión en casa de Roberto Roena entre músicos que recién habían hecho parte del combo de Rafael Cortijo, que se disolvió tras el infortunado episodio sucedido con su cantante estrella Ismael Rivera. el cubano Guillermo Álvarez Guedes y su hermano Rafael, quienes habían fundado el sello Gema Records con el maestro Ernesto Duarte Brito, deciden darle vida a una nueva agrupación otorgando el comando de la misma al pianista Rafael Ithier. Para tal efecto estaban reunidos los músicos Eddie “La bala” Pérez, Héctor Santos, Rogelio “Kito” Vélez, Martín Quiñones, Víctor Pérez, Milton Correa, Miguel Cruz, Roberto Roena, Rafael Cortijo y Rafael Ithier. Después de varios encuentros para definir los lineamientos de la agrupación se decide elegir como cantantes a Daniel Vázquez, Pellín Rodríguez y Chiqui García, pero sería un día como hoy el que marcara el arranque oficial de El Gran Combo al sonar en la radio puertorriqueña. El primer disco titulado “Menéame los mangos” presentaba la voz quisquellana de Joseíto Mateo en títulos como “A la verdegué” de Rafael Cepeda Atiles, “Con la mesa al caco” de Miguel Santana, “Déjenmela ver” de Jesús Sánchez Jr., “La enorme distancia”, una ranchera de José Alfredo Jiménez convertida en guaracha, y el tema que le da el nombre al disco, composición de Piro Valerio. Con el tiempo, el combo se convirtió en la orquesta de pila del programa televisivo titulado “La taberna india” con el patrocinio de la Cervecería India. No fue más que el inicio de una historia de 56 años que se consolidaron con una obra musical que ha abarcado generaciones. QUE VIVA EL GRAN COMBO!
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GILBERTO VALDÉS BOITEL (Nace el 21 de Mayo de 1905 en Jovellanos, Matanzas, Cuba) Son 113 años del natalicio de este insigne director de orquesta, instrumentista y compositor matancero cuyos inicios musicales se remontan al municipio de Cárdenas donde en su adolescencia se inscribe en la filial del Conservatorio Payrellade, dando como resultado su primera experiencia en una orquesta, en este caso la del músico español José Raventós Mestre fungiendo como clarinetista y flautista. Se trasladó a La Habana donde continuó reforzando sus estudios en teoría de la música composición, los cuáles alternaba con la contabilidad. Profesionalmente debutó en la orquesta de Alfredo Brito, después llegó a la de los Hermanos LeBartard como saxofonista y flautista, y su debut como director lo hace batuteando la orquesta del cabaret La Verbena. La labor académica de Gilberto Valdés no se detuvo, de manera que completó su formación musical en los Estados Unidos, y colaboró en diferentes investigaciones musicales folklóricas para el musicólogo Fernando Ortíz, patrocinados por la Alcaldía de La Habana y el Departamento de Turismo.
En materia autoral, concibe sus primeras composiciones en los años treinta influenciado por el estilo de Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, orientadas principalmente a la música para orquesta, soprano, piano y concierto, en su mayoría bajo el marco del folklore afrocubano. Esto lo convierte en uno de los primeros autores en escribir obras cantadas en su totalidad con lenguas africanas, e incorporar cantos religiosos a obras orquestales y sinfónicas. Su innovación despertó a algunos críticos para los que su obra representaba música algo primitiva, pero en escena todo esto se tradujo en un espectáculo. Esta innovación se hizo efectiva en diferentes conciertos dirigiendo orquestas de más de sesenta músicos, valiéndose de nutridos coros de voces, grandes percusionistas populares y cantantes como Alfredo Valdés y Rita Montaner. Todo ello también se plasmó en el surco, cuando graba para la RCA Víctor cuatro de sus composiciones, mientras otras empezaban a ser popularizadas por voces como la de Miguelito Valdés. Mediando los años cuarenta Gilberto se radicó en Nueva York, y a inicios de los años cincuenta plantó allí la primera bandera de lo que fue el fenómeno de las orquestas charanga, en una época que era ambientada por cotizadas agrupaciones de la escena latina.
Su fama se elevó escribiendo partituras para la música de algunas películas, dirigió musicalmente la compañía de ballet de la bailarina Katherine Dunham con quien recorrió Europa, ofreció sendos conciertos en prestigiosos lugares como el Carnegie Hall; esporádicamente viajaba a La Habana donde actuó en la radioemisora Cadena Azul, y tras el triunfo de la Revolución Cubana ocupo prestantes cargos como la presidencia de la Asociación de Compositores de Cuba y la dirección del Instituto Nacional de Industria Turística de Cuba. A inicios de los sesenta dirige la Gran Orquesta Típica Nacional con 64 músicos en escena, experiencia que quedó registrada en el surco gracias a la discográfica Puchito, cabe anotar que el danzón “Los Barbudos” no apareció en las ediciones extranjeras del disco. También, la discográfica Panart le editó otras producciones acompañado de una gran banda. Dirigió las orquestas del Ballet Nacional de Cuba y el Ballet de Danza Moderna de Cuba, hasta que finalmente regresó a Nueva York donde dirigió una nueva formación tipo charanga. De su legado se rescatan títulos como los pregones “Kokí Koka”, “Mango mangue”, “El botellero” y “Ecó”; las danzas “Tambó” y “Sangre Africana; las rumbas “Que vengan los rumberos” y “Rumba abierta”; “La conga viene ya”; el “Mambo rumbón” y el “Mambo típico”, el danzón “Los Barbudos”, el son guajiro “En la Sierra Maestra”, el bolero “Llegaste junto a mí”, y la recordada canción de cuna “Ogguere”. El pasado 12 de Mayo se cumplieron 46 años de su eterna partida.
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Felix Rafael Herrera Altuna “FELIX REYNA” (Nace el 21 de Mayo de 1921 en la Villa de la Santísima Trinidad, antigua provincia Las Villas, Cuba) A 97 años de su llegada al mundo recordamos a este insigne violinista, trompetista, compositor y director orquestal que hiciera parte de importantes orquestas en el formato charanga. Su padre tuvo que ver en los inicios de su formación musical, la cual continuó en diversas orquestas típicas de la región mientras continuaba en el aprendizaje de los ritmos populares de Cuba. Debuta profesionalmente en la orquesta del flautista José Antonio Díaz, hizo parte de la rememorada orquesta Radiofónica de Antonio Arcaño, y en 1950 llega a la casi recién nacida orquesta de José Fajardo y sus estrellas.
Se encamina después hacia la pionera del ritmo cha cha cha, es decir la Orquesta América de Ninón Mondéjar con la que viaja a tierras mexicanas, allí se queda con la orquesta de Enrique Jorrín y a su regreso a Cuba se une por segunda vez a la nómina viajera de las Estrellas de Fajardo para su gira en los prestigiosos clubes de Nueva York. Posteriormente viene el momento de la fundación de su orquesta Estrellas Cubanas aquel 08 de Junio de 1959, la cual presidió hasta su finalización. La pluma de Félix imprimió importantes títulos musicales, especialmente en el campo del danzón, el bolero, la pachanga y el cha cha cha. Algunos de ellos fueron “Angoa”, “La escoba barrendera”, “El niche”, “Silver moon”, “Si no estás tú”, “Pa’ que lo bailen todos”, “Los jóvenes del silencio”, “En tu corazón”, “Muñeca triste”, “Dime chinita”, “Nada que decir”, “El lapiz no tiene punta”, “Pa’bailar”, “Vuela, vuela la paloma” y la hermosa canción “Si te contara”. La vida de este maestro de charangueros finalizaba el 10 de Febrero de 1998 en La Habana, Cuba a sus 76 años
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IGNACIO PIÑEIRO MARTÍNEZ (Nace el 21 de Mayo de 1888 en La Habana, Cuba) Son 130 años del natalicio de este simbólico músico y compositor de clásicas piezas. Dado su crecimiento en medio de un ambiente rodeado por los sonidos africanos que llegaban a su barrio Pueblo Nuevo, se nutrió de aquellos aires folklóricos para iniciar su carrera artística en grupos de claves y guaguancó como Timbre de Oro, Los Roncos de Pueblo Nuevo y el Grupo Renacimiento, y así aportar un valor más armónico a estos sonidos. Ya en 1926 se convierte junto a la trovadora Maria Teresa Vera en fundador del Sexteto Occidente con quien viaja a Norteamérica. En el año siguiente funda el Sexteto Nacional (Que se transformó en el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro) destacándose como compositor, director y contrabajista, posicionándose como uno de los estandartes del son cubano, y al propio Piñeiro como el que nos mostrara su gran riqueza y esencia.
Algunas de sus obras: el danzón “Club Cubaneleco”, los guaguancós “Mañana te espero niña”, “Guaguancó mamá”, “Guaguancó papá”, “Donde estabas anoche” y “El edén de los roncos”, las guajiras “Canto a la vueltabajera”, “Eco melodioso”, “Mi son genuino” y “En una lejana campiña”, la guaracha “Guanajo Relleno”, las rumbas “Eterna novedad”, “Coco may may”, “Rumberos de La Habana” y “Diana rumbera”, el montuno “Bururú barará (Cómo está Miguel)” y los sones “A cogerlo”, “La cachimba de San Juan”, “Juégame limpio”, “Esas no son cubanas”, “No juegues con los santos”, “Don lengua”, “Busca el alfiler”, “Castigador”, “Allá en Jovellanos”, “Mentira Salomé”, “Buey viejo” y “Échale salsita”. El inmortal Piñeiro partió para siempre el 12 de Marzo de 1969 en La Habana a sus 80 años dejando un gran manto de tristeza en Cuba y en el universo musical.
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Pedro Secundino Ortíz Dávila “DAVILITA” (Nace el 21 de Mayo de 1912 en Pueblo Nuevo, Bayamón, Puerto Rico) El cancionero popular antillano recuerda hoy a 106 años de su natalicio a este mítico cantante y compositor. A la edad de diez se inscribe en la Academia de Música de Bayamón donde aprendió solfeo y la ejecución de distintos instrumentos de viento, pero finalmente inclinó su balanza hacia el canto, influenciado por las épocas donde Rafael Hernández establecía su Trío Borinquen. En 1927 y con tan solo quince años de edad llegó a Nueva York convocado por su señora madre Ana Ortíz; allí en la gran urbe terminó sus estudios regulares y en el día trabajaba como mensajero en una factoría de almohadas. Por esos tiempos fue aprendiendo los secretos de la guitarra de manera autodidacta hasta dar a luz a sus primeras composiciones. Dos años después junto a su paisano Johnny Rodríguez –el hermano de Tito- creó el Quinteto Junior con el que amenizaba diferentes reuniones, siendo este un proyecto corto tras la partida de Johnny a Puerto Rico. Un año más tarde se integra a la plantilla del Sexteto de Pedro Flóres junto a notables músicos como Pedro “Piquito” Marcano, Manuel Jiménez “El Canario” y el gran maestro Rafael Hernández con quien nació un vínculo especial tanto amistoso como musical por el resto de sus días, y que lo incluyó en su formación del Cuarteto Victoria grabando para la disquera RCA Victor; poco antes de esta experiencia, había pasado por la orquesta del flautista Alberto Socarrás.
Con el Victoria sobresale en el fonógrafo, toda vez que alternaba estas grabaciones con actuaciones junto a la orquesta del trompetista Augusto Coén. Se marcha a México donde crea el Quinteto La Plata conformado junto a Eufemio “Vaguito” Vázquez, Rafael “Chino” Rodríguez y otros componentes, ampliando su legado discográfico. Regresó al Sexteto Flores hacia 1937 en una segunda etapa, y se dice que con dicha agrupación grabó no menos de 400 piezas compuestas en su mayoría por Pedro Flóres. Conformó la orquesta de Noro Morales en un corto paso dada su adicción al alcohol, con la que llegaría un declive en su carrera musical y una ausencia de los escenarios durante los años cuarenta. Tras vencer su adicción regresa en los años cincuenta a conformar varios duetos junto a Claudio Ferrer, “Chago” Alvarado, Daniel Santos o Felipe Rodríguez “La voz” aunque su voz ya no se proyectaba con la misma fuerza que al inicio . Sin embargo, continuaron sus actuaciones con éxito en escenarios de Nueva York, Chicago, Nueva Jersey y Philadelphia actuando como solista o acompañado por el Sexteto Borinquen de Mario Hernández por un gran espacio de tiempo. La vida de “Davilita” llegó a su fin tras salir un día de su casa muy enfermo y caminar sin rumbo, perdiendo el sentido de la dirección hasta sufrir una grave lesión de la que no logró salir, por lo tanto, falleció el 08 de Julio de 1986 en el Centro Médico de Rio Piedras, Puerto Rico. Sus restos mortales yacen en el Cementerio Braulio Dueño Colón. Paz en el alma de uno de los pioneros del nacionalismo boricua, el gran Davilita!
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Froilan Dicupé Pérez “FREDDY DICUPÉ” (Nace el 21 de Mayo de 1936 en Mayagüez, Puerto Rico) El trompetista y director orquestal creador de la Orquesta Dicupé, agrupación que permeó su huella en la salsa de los años setenta, hoy estaría llegando a los 82 años de vida. Él junto a su hermano Edil acogen su pasión por la trompeta gracias a su tío Alfonso Dicupé, recibiendo Freddy su primera trompeta en un día de reyes e iniciando el estudio del instrumento a la edad de nueve años de la mano del profesor César Acosta en el pueblo de Lares. Inicia su actividad profesional a los trece años acompañando al maestro Mario Hernández y su agrupación Los Diablos del Caribe. Posteriormente se sumó al Conjunto Libertad con el que recorrió buena parte del territorio boricua, e hizo lo propio con el Combo Guayama del tresista Charlie Rodríguez, pero antes de configurar la Orquesta Dicupé, había hecho parte de la Orquesta de Pete Hernández.
Entre ensayos musicales dominicales junto a su hermano y sus amigos en la sala de un apartamento en Brooklyn o en el sótano de una iglesia, surge la Dicupé, moviéndose en clubes nocturnos como el Casino 14, el Latin Quarters o el Cheetah, y así mismo la recordada primera producción de la que se desprenden los éxitos “Me voy para siempre”, “Monín”, “Aguántate”, “Inferibious” y “El viejo Alonso”. Producida por Larry Harlow, con los arreglos de Luis Esquilín, Mike Amitín en el bajo, Johnny Almendra en los timbales, Mario Librán en los bongós, Ted Holiday en la conga, Johnny Vázquez en la vocal y una sección de coros de lujo montada por Fania Records que incluyó a Ismael Miranda e Ismael Quintana. Para el segundo trabajo titulado “Aquí llegamos” con éxitos como “Pescando, pescando”, “La changa”, “Los que no hagan como yo” y “Aquellos rumberos” aún bajo la producción de Larry Harlow llegó un cambio sustancial en la nómina. Luis Esquilín por desaveniencias con los Dicupé se separaba siendo reemplazado por Eddie Lebrón, Johnny Vázquez quien se había ido con Andy Harlow le daba el paso al vocalista Frank Souffront, dando lugar a una producción más orientada al son típico con la introducción del tres ejecutado por Carmelo Rivera. El huracán Fania que arrasó a algunos sellos discográficos y a agrupaciones como la Dee Jay, la Narváez, la Brooklyn Sounds, Fuego 77 u otras que ya ajustaban dos o más producciones, no se apiadó de la Dicupé, por lo que quedó inmortalizada con sus dos únicos registros discográficos permaneciendo activos en la retina y el oído de los amantes de la música latina. Un saludo sincero a la familia Dicupé y a Freddy donde quiera que esté!

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