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CRISTÓBAL DÍAZ AYALA (Nace el 20 de Junio de 1930 en La Habana, Cuba) La Antilla Mayor, llena de prodigiosos músicos, prestigiosos pedagógos e hijos que quedan en la posteridad de la cultura mundial, hoy reconoce a 88 años de su natalicio, a uno de los mayores cultores del acervo musical cubano desde su postura como investigador, escritor y coleccionista de música popular cubana.
Su interés por la discografía musical se despierta gracias al libro “Le Hot Jazz” escrito en francés, que a su saber y entender fue el primero en abordar el jazz de manera profunda y seria.
Posteriormente, trabó una amistad con Richard Spottswood, a quien colabora con la bibliografía “Ethnic Music on Records: A Discography of Ethnic Recordings Produced in the United States, 1893-1942”, hecho que lo adentra aún más en su actividad, en la cuál a través de los tiempos ha sido capáz de recopilar cerca de 45 mil discos en larga duración, 16 mil placas de 78rpm, 4 mil cintas magnéticas, 3 mil discos compactos, 2500 discos de 45rpm, mil video cassettes, 4 mil partituras, y otros miles de documentos entre recortes de diarios, revistas, libros, fotografías y fichas de disqueras como la RCA Víctor. Verdaderas gemas de colección que han sido objeto de estudio por parte de gente de distintas latitudes.
Dicho patrimonio convertido en todo un museo de la historia musical cubana, correctamente codificado, remite a la importancia de los personajes y piezas discográficas en sus líneas de tiempo, permitiendo al receptor del mensaje, obtener una información más precisa y verídica.
Cristóbal reside con su esposa Marisa en Puerto Rico, a donde se exilió desde los años del tríunfo de la Revolución Cubana, y desde su fortín ha dejado una impresionante obra literaria que contiene títulos como “Música Cubana: Del Areíto a la Nueva Trova” (1981); “Si te quieres por el pico divertir.
Historia del pregón musical latinoamericano” (1988); “Cuba canta y baila, discografía de la música cubana, Vol. 1: 1898-1925” (1994), “Cuando salí de La Habana, 1898-1997: Cien años de música cubana por el mundo” (1998); “La marcha de los jíbaros 1898-1997: Cien años de música puertorriqueña por el mundo” (1998), “Cien canciones cubanas del milenio” (1999); “Cien canciones puertorriqueñas del milenio” (2000); “Los contrapuntos de la música cubana” (2006), “San Juan –New York: discografía de la música puertorriqueña. 1900-1942″ (2009), y su obra reciente”Oh, Cuba hermosa!: El cancionero político social en Cuba hasta 1958” (2014). Muestra de su humildad e hidalguía, y con el fin de inmortalizar su patrimonio, decide donarlo a la Florida International University (FIU) en 2001, a manera de homenaje en vida.
Actualmente dedicado a impartir y transmitir conocimiento, ser ponente en conferencias, simposios, y festivales, llega a sus 88 años cercano a su público, y muy adepto a nuestra patria donde ha participado en festivales como el de Música del Caribe en Cartagena.
Solo nos resta darle las más sinceras gracias, Maestro Cristóbal, por ser parte de la historia de nuestros ritmos, y por ese legado que nos ha beneficiado, y del que orgullosamente nos hemos encargado de correr la voz.
¡Salud por Cristóbal Díaz Ayala!
MARIA LUISA LANDÍN RODRÍGUEZ (Fallece el 20 de Junio de 2014 en Ciudad de México) A cuatro años de su fallecimiento rememoramos a la gran cantante conocida como “La reina del bolero”, hija de don Irineo Landín y doña Magdalena Rodríguez quienes cultivan en ella y su hermana Avelina las facultades musicales que las acompañarían desde tierna edad.
Y es precisamente junto a su hermana, que debutan para 1938 en la prestigiosa radiocadena XEW bajo el nombre del dúo Pirita y Jade, acompañadas por Ray Montoya y Federico Baena.
Con posterioridad llegan al elenco de la radioemisora XEQ donde nace una emotiva rivalidad artística con las Hermanas Águila. Ya bajo el nombre del dueto Hermanas Landín, nutren el catálogo de la familia RCA Víctor, y a partir de su popularidad se pone en boga el desarrollo de los duetos vocales femeninos en México.
Tras distintas giras por el caribe logran gran aceptación hasta que se disuelve el dúo cuando Avelina contrae matrimonio con don Ángel Zempoalteca, aunque habían de revivir su dúo a finales de los años cuarenta bajo el nombre del dueto Mari-Lina en una efímera experiencia, toda vez que nuestra María Luisa ya había granjeado una prestigiosa carrera artística desde sus primeras grabaciones como solista para la RCA o para la etiqueta Peerless desde 1941, pasando por el periodo de consolidación de su propio proyecto en 1946 dejando más de un centenar de piezas como “Qué te pedí”, “Malos pensamientos”, “Amor ciego”, “Canción del alma”, “Verdad amarga”, “Una espina”, “Dos almas”, “Hay que saber perder”, “Miseria”, “Mis ojos me denuncian”, “Que te vaya bien”, “Amor perdido”, “Desgracia”, “Inevitablemente”, “Qué tontería”, “Somos diferentes”, “Escándalo” -entre otras-.
Su voz acompañó a luminarias como Rafael Hernández, Rafael de Paz, Mario Ruíz Armengol, Fernando Fernández, Miguel Aceves Mejía, María Victoria además de dejar registros con la Sonora Matancera. Los boleros en su boca se convertían en sentimiento, pasión y despecho, aflorando aún más su talento cuando integraba dúos. Así lo hizo junto a su hermana Avelina (en un dueto que denominaron Pirita y Jade), Fernando Fernández, Miguel Aceves Mejía, Carmen Rello y Nestor Mesta Chaires. La Landín había nacido el 09 de Octubre de 1921 en Ciudad de México, simplemente una voz para recordar.
Israel Vitensztein Vurm “CARLOS ARGENTINO TORRES” (Fallece el 20 de Junio de 1991 en Buenos Aires, Argentina) La reminiscencia del día de hoy también corre por cuenta del hombre del barrio La Paternal, amante del fútbol y la hípica, pero en especial, un enorme cantante argentino que también conocimos como “El rey de la Pachanga”, dado que fue un gran diseminador de este ritmo en latitudes sudamericanas.
Siendo hijo de inmigrantes judíos -de ahí la naturaleza extraña de sus apellidos- os primeros años de su vida transcurrieron en el área urbana como vendedor de diarios, revistas o café, hasta declinarse totalmente por el canto a los 17 años, en contravía al deseo de sus padres que querían que estudiase medicina.
Realiza sus primeras exposiciones como cantante en pequeñas orquestas argentinas, viajando a Brasil con una de ellas. De regreso a su suelo tuvo la intención de cumplir el deseo de sus padres, pero la música fue más fuerte, así que comienza su carrera profesional al incorporarse a las orquestas de jazz de Luis Rolero, y la de Raúl Marengo realizando presentaciones en tierras incas y chilenas.
Desembarcó en tierras colombianas actuando con la Orquesta del maestro Efraín Orozco Morales -conocida como Efrain Orozco y sus Alegres Muchachos y después como La Orquesta de las Américas-, y hacia 1952 lo hizo en La Habana actuando allí con las orquestas de Arnoldo Nali, la de Felo Bergaza y la del trompetista Julio Cuevas.
Dos años después, ya enamorado de nuestra tierra cafetera coincide con una de las giras de la Sonora Matancera, y allí es convocado por don Rogelio Martínez para que se sume a su ejército, en un paso consagratorio que arrojó éxitos como “Ave María Lola”, “En el mar”, “No pidas más perdón”, “Ay, cosita linda”, “Alma vendida”, “El solterito”, “Cha cha cha de los feos”, “Tu rica boca”, “Cuartito 22”, “El amor no existe”, “Las muchachas”, “Lamento náufrago”, “Cerca del Río Grande”, “Apambichao”, “Sin corazón en el pecho”, “La mama y la hija”, “Por una cosa”, entre otros.
Con el Decano de los conjuntos de Cuba estuvo presente hasta noviembre de 1959 después de setenta y tres (73) grabaciones y numerosas giras por toda Latinoamérica.
Para 1960 se desplaza de Cuba a México, y después a su natal Argentina donde cosechó reconocimiento e inició su carrera como solista diseminando el ritmo de La Pachanga a su estilo, además de dedicarse a los caballos y cantando a los equipos del futbol argentino, entre ellos Argentinos Juniors y Boca Juniors, las dos escuadras de sus amores.
El resto de su vida alternó su estancia entre Argentina, Colombia, México y Venezuela donde incluso hizo parte de la Orquesta Los Solistas organizada por Renato Capriles, filial de Los Melódicos.
Su última presentación en público quizá fue en la gran celebración de los 65 años de la Sonora Matancera en el Central Park de Nueva York donde se reencontraba con sus antiguos compañeros de lucha.
El inigualable Carlos Argentino había nacido el 23 de Junio de 1929.
Rafael Pascal Ortiz Rodríguez “MAÑUNGO” (Nace el 20 de Junio de 1908 en Cienfuegos, Cuba) La memoria y la historia hoy nos llevan hacia el natalicio 110 del guitarrista, director musical y sobre todo compositor, a quien nos permitimos proteger de las oscuras y dolorosas garras del olvido.
Formado y crecido con alma de trovador, comienza a labrarse camino por diferentes sextetos cienfuegueros hasta llegar a La Habana hacia 1930 encontrando trabajo inicialmente en la orquesta del cabaré “El infierno”, y después en diferentes sextetos de sones, entre ellos, el Sexteto Ron San Carlos.
Comienza a enrolarse fuertemente en el ambiente sonero oriental y se incorporó al grupo “Los Criollitos” para pasar luego como guitarrista al Septeto Habanero.
Estuvo vinculado también con el Septeto Favorito, el Septeto Típico Santiaguero -después llamado Septeto Cauto- del trasero Manuel “Mozo” Borgellá: y con el Sexteto La Clave Oriental que después cambió su nombre a Septeto Montmartré, al convertirse en agrupación de planta del cabaret del mismo nombre, y por esos años -hablamos de 1933- ya registraba sus primeras composiciones, entre ellas “Linda besa”, “Falsa promesa” y “Lamento de mi guitarra”, tres sones grabados que infortunadamente la casa discográfica rechazó y no fueron editados.
Ortiz tomó parte de una delegación cubana enviada por el gobierno para una Feria de Exposición en Chicado, y allí intervino con el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro. De regreso a Cuba y continuando con el Montmartré, firma contrato con la Orquesta de Armando Valdespí con la cual actuó en el Casino Nacional, y en una de esas andaduras forma un lazo de amistad con Miguelito Valdés, quien le interpreta sus primeras composiciones ya comercializadas, entre ellas, la guaracha “El plato roto” también conocida como “El platico de Ofelia”, y el bolero son “Muy junto al corazón”.
La escena musical cubana por esos años, obligaba a los músicos duplicarse o triplicarse en trabajo para tener buena subsistencia económica, así que Mañungo alternaba su estancia en la orquesta de Valdespí con otras agrupaciones como Las Maravillas de Arcaño, la orquesta de Ernesto Muñoz, la de Luis Carrillo, el Quinteto Tomé -donde se estrena como contrabajista- y el Conjunto Gloria Matancera de Juan Manuel Díaz Clemente, donde consagró su figura como cantante y guitarrista recorriendo buena parte de la geografía latina y norteamericana.
Con este conjunto desde 1941 graba sus composiciones “Rapindey”, “Se aleja el lechón”, “Hasta el gato”, “Qué grande eres”, “Maldito padecer” entre otras, en su mayoría guarachas y boleros.
Ortiz, ya conocido como “Mañungo” o “Mañunguito” siguió en actividad con otros conjuntos, creando y componiendo hasta tomar la posta que Ignacio Piñeiro dejó a su muerte en el Septeto Nacional, al que dirigió musicalmente hasta su jubilación.
La pluma de “Mañungo” se ha inmortalizado en numerosas composiciones, recordamos “El tabernero” -o “Dame un trago tabernero” llevada al acetato por Arsenio Rodríguez; “No me pidas”, bolero en la voz de Raúl Planas; “Linda Graciela” interpretada por Compay Segundo; “Suave papi” en la voz de Miguelito Valdés con la Casino de la Playa; “Un mensaje de amor”, “Tú, mi afinidad”, “Cuatro paredes”, “El palomo”, “Amor de loca juventud”, “Blanca Nieves”, “La vida es una semana”, “Todo en conjunto”, “Muñequita consentida”, “María Antonieta llegó”, “Sol de verdad” por el Septeto Nacional; “Bájate de las nubes” y “Como siempre soñé” por el Conjunto Flores Valdés.
“Bombon cha” por la Orquesta Sublime; y en ritmo de conga, encontramos “Conga en cuerdas” y la famosa “Un, dos, tres” que interpretara Tito Rodríguez con la orquesta de Enric Madriguera. Otra de las piezas famosas de “Mañungo” fue “Dulce habanera”, muchas veces atribuida erróneamente a Piñeiro. “Mañungo”, otra de las glorias del son cubano, descansó para siempre a sus 86 años, el 29 de Diciembre de 1994.
JUAN PABLO MIRANDA (Fallece el 20 de Junio de 1986 en La Habana, Cuba) Conmemoramos 32 años de la desaparición física de otro de los compositores y flautistas que se ha diluido en el olvido, por lo cual hoy queremos rescatar de estas entrañas traicioneras al creador de la pieza “Mil congojas”.
Remontándonos a sus inicios cuando sus padres lo empleaban como aprendiz de carpintería, recibe el llamado a la música cuando, en una función de películas silentes, ingresó al vestíbulo de la orquesta que lo ambientaba.
Allí, entre músicos ya experimentados vio al flautista, quien era el más joven del grupo, y este hecho lo llevó a confesar a su señora madre el gran deseo por ser músico y flautista.
Así que, su señora madre accede a apoyarlo comprándole textos musicales, y recibe instrucción por parte del profesor Miguel Junco.
Es años después cuando debuta ante el público como flautista de la Orquesta del Cabaré Casino de La Lisa.
Posteriormente, crea su propia orquesta, la cual no se pudo sostener por la difícil situación económica en el entonces.
Actuó con la Orquesta de Ismael Díaz y con la Charanga López-Barroso, donde estrecha un gran lazo de amistad con el cantante Abelardo Barroso.
Hacia la década del cuarenta hace escala por la orquesta del pianista Everardo Ordáz; dirigió por un periodo la Orquesta Maravilla del Siglo, y trabajó con el gran Joseíto Fernández.
En tiempos del furor del ritmo Cha cha chá, pone al servicio sus dotes de flautista en la Orquesta Sensación de Rolando Valdés, con la que graba varias producciones y realiza giras por Venezuela a finales de los años cincuenta.
Hizo parte del fenómeno de las Jam Session cubanas para el sello Panart, recordando aquellas grandiosas conversaciones entre instrumentos con los saxos de Emilio Peñalver y José Chombo Silva, y la trompeta de Alejandro “El negro” Vivar.
Seguidamente, conforma su Orquesta La Riviera, con la que ameniza las cenas del lujoso Cabaret Tropicana y deja algunos sencillos discográficos; y más tarde se unió a la Orquesta Siglo XX, la cual dirigía el contrabajista Alfaro Pérez.
Miranda toma la batuta de esta agrupación hasta su retiro de la actividad. Todo esto siempre fue matizado con una valiosa actividad autoral, debutando en la pluma hacia 1932 con el bolero “Perversa Gratitud”.
Fue el inicio de una lista que complementan títulos como “Seguiré sin tí” -recordar la interpretación de Roberto Faz-, “Maldita droga” -recordada por Arsenio Rodríguez en la voz de Marcelino Guerra-, “Insomnio” -por el Cuarteto Caney-, “Retazos de dolor”, “Qué difícil”, “Algo de tí”; y la obra cumbre que citábamos al principio: “Mil congojas”.
Miranda nace el 15 de octubre de 1906 en el barrio El Vedado, Santiago de Cuba.
José Figarola Salazar “PEPE FIGAROLA” (Nace el 20 de Junio de 1893 en Santiago de Cuba) Se conmemoran 125 años del natalicio de este olvidado cantante y compositor, quien tuviera su debut artístico a los dieciséis (16) años cantando a dúo con Blanquita Becerra.
Tuvo en sus tutores a figuras como Emiliano Blez, Sindo Garay y don Pepe Sánchez -gestor del bolero-. Hacia el año 1908 configura el Quinteto Santiaguero fungiendo como voz prima al lado de Bernabé Ferrer como voz secundaria, Luis Felipe Portes haciendo la voz de falsete, Pepe Sánchez en la primera guitarra, y Emiliano Blez como guitarra acompañante.
Posteriormente dicho quinteto se redujo a un trío junto a Bernabé Ferrer y Blez, con la baja importante de la guitarra de don Pepe Sánchez, pero con la seguridad de que hizo parte de la legión de maestros que introdujo el bolero a Cuba en la primera década del siglo XX.
Conoce a don José “Pepe” Banderas con quien posteriormente integró un dúo, y dirigió el Trío Oriental en dos etapas, la primera, junto a sus compañeros de fórmula (Ferrer y Blez) teniendo como centro de operaciones al Hotel Inglaterra, y la segunda acompañado de Roberto Moya como segunda voz y guitarra, y Valeriano Dougherty como primera guitarra.
Sus años posteriores transcurrieron en una austera pero valiosa actividad autoral que incluyó piezas como “La poesía”, “Muñequita de Carne”, “Un beso en el alma”, “Vidita mía” y “Arrollando va”, pieza que llegó al repertorio de Pototo y Filomeno con la Orquesta Melodías del 40, y más tarde, al del Gran Combo de Puerto Rico quien la tituló “Adela”.
Figarola fallece a sus 82 años de vida, el 04 de Septiembre de 1975.
DAVID PABÓN FIGUEROA (Nace el 20 de Junio de 1964 en Vieques, Puerto Rico) Celebra hoy los 54 años de vida el notable sonero de la llamada “salsa romántica” o “salsa de alcoba” o como quieran llamarle.
En cualquier caso, en Pabón hemos tenido un avezado sonero, que iniciara en las lides musicales como percusionista en diferentes rumbas y reuniones hasta conformar una agrupación musical estudiantil llamado “La Condor”, compuesta por muchachos de su escuela y de la Banda Municipal de Bayamón.
Por razones netamente económicas, dicha banda se diluye, y formaron otra llamada Unión ’78, un poco ya más profesional. Posteriormente, se podía ver como espectador de los ensayos de la Orquesta La Sónica, que ensayaba en las proximidades de donde vivía, la cual era dirigida por Isidro Pérez, tío del conguero Eladio Pérez de la agrupación de Eddie Palmieri.
Gracias a su constancia, le dieron trabajo como “Band Boy” y tuvo la “palomita” de tocar bongó y hacer coros ocasionalmente, hecho que le permitió mostrarse y darse a conocer entre las figuras más rutilantes.
Posteriormente, con la oleada del merengue y la “decadencia” de la salsa en los ochenta, encuentra asidero como percusionista en un programa llamado “El Show de Julio Ángel”, y en el Trío Los Condes junto a Fernando Ramos, Rafael Maldonado y Tommy González.
Por estos años empleó su vida en otras vocaciones como la electrónica hasta graduarse del Instituto Superior de Electrónica.
A mediados de los ochenta con la explosión de la salsa romántica, Pabón irrumpe en el panorama al lado de la orquesta de Eddie Santiago, quien le da la oportunidad, y gracias a su buen desempeño, obtiene la oportunidad de grabar cuatro registros para el sello EMI-Capitol a cargo del arreglista Máximo Torres, entre ellos el tema “Cara dura” que pasó con gran suceso por la radio hispanohablante.
Esto lo catapulta a ser contratado por la compañía TH-Rodven como artista exclusivo y abre sus alas como solista, en una carrera que ha permanecido por 25 años que despegaba con el tema “Aquel viejo motel” y ha proseguido con éxitos como “Si me ves llorar”, “Naturaleza muerta”, “Pobre de él”, entre muchos otros, que le han dado estatus a nivel latinoamericano.
Ha alternado exitosamente con estrellas de la talla de Tito Puente, Celia Cruz, Willie Colón, Héctor Lavoe, Oscar D´León, El Gran Combo de Puerto Rico, Ray Barretto, Rubén Blades, entre otros.
Ostenta, entre muchos reconocimientos, un Premio Billboard; reconocimientos en los Premios Diplo y en los Premios Paoli, como Artista Revelación, Cantante del Año, Caratula del Año y Orquesta del Año. Hoy llega a los 54 años, y sigue adelante con sus hijas Jessika y Keanna Marie, a quienes el declara orgullo y motivo para seguir luchando.
¡Un saludo cordial para David Pabón!